Control de daños en trauma y el papel de la atención prehospitalaria en la fase cero.
El control de daños en trauma es un enfoque de tratamiento que se desarrolló a partir de la experiencia militar en la Guerra de Vietnam. Se basa en la idea de que la "segunda agresión" de una cirugía extensa y agresiva puede ser tan mortal como la lesión traumática inicial. El objetivo del control de daños es minimizar el trauma secundario y optimizar las posibilidades de supervivencia del paciente.
El concepto de control de daños en trauma se originó en la cirugía militar y fue desarrollado inicialmente para abordar las heridas de combate graves en soldados. La estrategia se inspiró en las técnicas utilizadas en la ingeniería naval, donde el término "control de daños" se refería a las medidas tomadas para mantener la flotabilidad y la estabilidad de un barco después de sufrir daños.
La importancia del control de daños se extiende más allá del quirófano, comenzando en la llamada "fase cero", que se refiere a las intervenciones realizadas antes de la llegada al hospital. La atención prehospitalaria juega un papel crucial en esta fase, ya que las acciones tomadas en los primeros momentos tras el trauma pueden determinar significativamente el pronóstico del paciente.
Reseña Histórica y Evolución
El control de daños se remonta a los años 60 y 70 donde se desarrollan los primeros conceptos de control de daños en el contexto de la guerra de Vietnam en los años 80 se comienza a aplicar el control de daños en el manejo del trauma abdominal, ingresando los pacientes a cirugías lo más cortas posibles, optimizando en las unidades de cuidados intensivos el paciente para segundos tiempos quirúrgicos con corrección de la anemia del estado acido base de las coagulopatías y en un mejor estado general. En los años 90 se reconoce la importancia de la atención prehospitalaria en la fase cero del control de daños, haciendo un énfasis en el control de sangrado y en el manejo adecuado de la vía aérea y la oxigenación.
La evolución del control de daño ha tenido grandes protagonistas, pero sin duda hay capítulos y publicaciones claves en la historia a continuación los autores y publicaciones más importantes en el desarrollo del control de daño.
1976: Se introduce el concepto de "control de la hemorragia en el campo de batalla" por parte del Dr. Ronald Bellamy.
1983: Se publica el artículo "Control de daños: una estrategia para el tratamiento del trauma abdominal grave" por parte del Dr. Ernest Moore.
1993: Se publica el artículo "El papel de la atención prehospitalaria en el control de daños" por parte del Dr. David Feliciano.
2006: Se publica el artículo "Fase cero del control de daños: una nueva frontera en el tratamiento del trauma" por parte del Dr. John Holcomb.
Fase cero del control de daños
La fase cero del control de daños se define como el período comprendido desde el momento de la lesión hasta la llegada del paciente al hospital. Es una etapa crítica en la que las intervenciones prehospitalarias pueden tener un impacto significativo en la supervivencia del paciente.
Los aspectos más importantes del control de daños en la fase cero incluyen:
Evaluación y estabilización
Identificar y tratar las lesiones que amenazan la vida.
Manejo avanzado de la vía aérea y oxigenación
Controlar la hemorragia.
Administración de ácido tranexámico y prevención de la coagulopatía dilucional.
Administración de sangre.
Inmovilizar las fracturas.
Prevención de la lesión secundaria en neurotrauma.
Restricción del movimiento vertebral.
Control de la temperatura y prevención de la hipotermia.
Transporte rápido y seguro al hospital
Minimizar el tiempo de traslado.
Evitar la re-lesión del paciente.
Evidencia que apoya la intervención prehospitalaria en el control de daños en trauma
La evidencia científica respalda firmemente el impacto positivo de las intervenciones prehospitalarias en el control de daños. Estudios han demostrado que el manejo adecuado de la vía aérea, el control rápido de la hemorragia y la prevención de la hipotermia pueden reducir significativamente la mortalidad en pacientes con trauma severo. Por ejemplo, la implementación de torniquetes en el campo de batalla ha demostrado disminuir las tasas de mortalidad por hemorragia extrema en extremidades.
Además, la capacitación y equipamiento adecuados del personal prehospitalario en técnicas de control de daños son fundamentales para maximizar las probabilidades de supervivencia y recuperación de los pacientes. La evidencia sugiere que programas de entrenamiento específicos y protocolos estandarizados mejoran la calidad de la atención prehospitalaria y los resultados clínicos en situaciones de trauma.
Referencias
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